sumiso y derrotado,por las calles del tiempo.
Me parece que un día amaneció en mi casa.
No estoy segura.Puedo imaginar que viene
del esplendor, y llega con todas las miserias bajo sus pies descalzos.La mirada distrae;
ya no le sobran las horas q perder;que ha perdido
la piel de sus relojes más sensibles y ciertos.
Su estrella se adelanta hasta el lindero justo
en que se oculta el vuelo del sincomoro. Llega,
cuando llegar es cosa de cobardes.Detiene
su ya menguado paso, y me mira sin verme.
Mas yo si reconozco esa frente combada;
los ojos de la bruma cereal,apagados;
esas manos de alfares recónditos y lábiles;
esos pies desgastados en tantas callejuelas;
la escarcha de su pelo; sus hombros, alcancías
de mil doblones de oro fundido en el esfuerzo;
su voz, tan muda, sombra de los discursos altos.
He visto que avanzaba, tan cerca del olvido.
Joaquin Parra.
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