martes, 4 de agosto de 2009

Siempre hay un pero...pero a veces merece la pena!


Érase que se era un pescador orillado, mirando al mar cada noche, desde su acantilado.
Desde allí aunque estaba muy alto,
su enamorada se le antojaba lejana,
una preciosa estrellita dorada,
brillando más que las demás,
esperando a que su pescador la rescatara
y convirtiérase en mortal.
Todas las noches el pescador trazaba en su mente el gran salto,
pero siempre le parecía lejano el punto deseado.
Algo en él le hacía tener reparo y en el último segundo siempre pensaba que era una gran locura, una noche, después de un largo paseo cerebral y visceral, tomó la gran decisión!
Volar! Volar hasta su amada, pues era la que más anhelaba.
El pescador se vistió con sus mejores galas, se puso al filo del acantilado y saltó, saltó muy alto, ascendía con tal fuerza hacía su estrella, que en un segundo estaba ya a medio camino, pero miró hacia abajo y por un instante pensó que era imposible, en ese mismo instante su alma dejó de impulsarle y se precipitó al vacío.
Pobre pescador dubitativo, pobre pescador atado a una duda...
Si algo en la vida merece la pena agárralo fuerte no dejes que se te escurra entre los dedos, pega fuerte, piensa fuerte, siente fuerte, no dudes, lánzate... que el golpe más fuerte no está en la caída después de intentarlo, sino en la pérdida da algo a lo que quise y no intenté y no luché.
La vida es un papel y las líneas las escribes tú!