lunes, 27 de octubre de 2008

Viejas amistades

He visto un hombre solo esta tarde.Avanzaba,
sumiso y derrotado,por las calles del tiempo.
Me parece que un día amaneció en mi casa.
No estoy segura.Puedo imaginar que viene 
del esplendor, y llega con todas las miserias bajo sus pies descalzos.La mirada distrae;
ya no le sobran las horas q perder;que ha perdido 
la piel de sus relojes más sensibles y ciertos.

Su estrella se adelanta hasta el lindero justo 
en que se oculta el vuelo del sincomoro. Llega,
cuando llegar es cosa de cobardes.Detiene
su ya menguado paso, y me mira sin verme.


Mas yo si reconozco esa frente combada;
los ojos de la bruma cereal,apagados;
esas manos de alfares recónditos y lábiles;
esos pies desgastados en tantas callejuelas;
la escarcha de su pelo; sus hombros, alcancías 
de mil doblones de oro fundido en el esfuerzo;
su voz, tan muda, sombra de los discursos altos.
He visto que avanzaba, tan cerca del olvido.
Joaquin Parra.

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