sábado, 12 de febrero de 2011

Especialista


Y entonces lo entendí...

las cosas especiales duran un momento, dejan un poso en tí y después se van...

Como el humo de un cigarrillo que desaparece rápido pero te deja su olor ácido e irritante.

La verdad es que las cosas especiales no pasan a menudo, a menudo pasamos de puntillas por ellas sin llegar a apreciarlas y cuando intentamos tocarlas con las yemas de los dedos PUFF, magia, ya no están...

Lo verdaderamente importante es dejarse bañar por los momentos especiales, un día de sol en mitad de la lluvia del invierno, un buen sueño, uno de esos que te hacen despertar sonriendo sin saber muy bien porqué, un café muy caliente tomado bajo la luz de medio día, un beso robado en un semáforo, una canción cantada a voces en medio de un concierto, un abrazo fuerte de despedida de esos que te duelen en la piel...aun sin saber que es el último...un saludo en medio de mucha gente desconocida...

¿ Y si al final conseguimos nadar en esos momentos ?


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