viernes, 29 de octubre de 2010

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No hay quien pare la saeta del reloj...ni el calendario, no hay quien rija el minutero y su fufaz...pasar de año...
El otoño llegó y se llevó parte de mí, ha dejado un hoyito al pie de mis rosales...
Después del frío invierno, de la alérgena primavera y el caluroso verano llega el otoño lavando con sus lluvias los pecados cometidos el resto del año, equilibrando la balanza entre el calor ácido y el frío quebrantahuesos.
Y es aquí donde freno para echar una vista atrás y de lejos vislumbro una llama enorme ,que se va haciendo pequeña hasta que se apaga...y miro hacia los lados y miro al frente y veo un vacío de cuentos, camisas color pastel, chaquetas de cuadros, tardes del abuelo y aceitunas....y en un segundo me recuerdo, como cada segundo, que tuve en la mano tener una tarde más y no de menos...

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